domingo, junio 19, 2005

Vida

Hoy tuve mi primer día de padre. Todo el día de clínica, visitas y novedades.
No se por qué la cabeza me lleva a trazar un paralelismo de mis experiencias de velorios (que son unas cuantas) con esta experiencia del naciemiento (que es única).
Creo que el tema de armar la lista de gente para avisarle, de que te vengan a visitar, de que pases unos días fuera de tu casa, totalmente desestructurado, y que nunca puedas dejar de pensar en el "día después".
Me volví a encontrar con el abrazo del amigo, que en lugar del pésame o el silencio vino acompañado del "felicidades" y la sonrisa de oreja a oreja. Pero el abrazo sigue siendo abrazo.
Me encontré con el dormir poco, el comer cualquier cosa y a cualquier hora, pero en lugar del nudo en la garganta, la alegría de la nueva vida.
Me encontré con la pregunta del cómo seguimos, pero en lugar del miedo al vacio ireemplazable, la ansiedad por un nuevo espacio cedido.
Con gusto, pero cedido al fin.

No hay comentarios.: