Ayer estuve con Rex.
Esta medio golpeado pero bien. Esa costumbre que tiene de vivir soñando lo hace sufrir a veces, pero yo también sufro, y él la pasa mejor que yo.
Y lo bueno es que no baja los brazos. Sigue soñando, sigue con esperanzas, sigue creyendo en el amor.
Sufre, pero sabiendo que el corazón a veces necesita pasar momentos de sufrimiento y que en algún momento todo volverá a acomodarse y se podrá disfrutar nuevamente.
Sufre, pero sabe que de todos los sufrimientos, el sufrimiento del corazón es el mejor, porque aún en los momentos más oscuros se sigue amando, y es ese amor el que trae calma en la peor de las tormentas.
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