A un amigo

Ya estamos cerca de los 40. ¿Son muchos años no? Llevamos algunas canas encima y ya tenemos algo de experiencia en la vida.

Yo personalmente creo que aprendí muchas cosas y todavía me quedan muchas más por aprender. Esas cosas aprendidas son un capital, la experiencia es un capital, la vida es un capital. Y dentro de ese capital hay cosas más importantes que otras. La amistad es una de ellas.

A lo largo de la vida conocí gente. Algunos fueron más amigos que otros. Supongo que voy a seguir conociendo y haciendo amigos nuevos.

Pero hay gente especial, hay gente con la que me une un lazo especial, hay una relación, un cariño que va más allá de la afinidad.

Una de esas personas sos vos. Y nos cruzamos en una época bien temprana de nuestras vidas, una época en la que nuestras almas estaban limpias y dispuestas. Una época donde uno puede hacer amigos, pero también puede hacer hermanos. Es en esa época donde las relaciones quedan marcadas a fuego y nunca más se olvidan.

Vos te transformaste en hermano. No recuerdo cómo, sencillamente fuimos ganando confianza, nos brindamos mutuamente una amistad leal.

Y fue esa amistad la que mantuvo su lealtad y no permitió oscurecerse con el paso del tiempo.

Fuiste mi hermano en más de una oportunidad. Se que me acompañaste a pesar de mis rayes, y estuviste acompañándome en los momentos que lo necesitaba.

También pasamos momentos divertidos juntos, compartimos vacaciones, campamentos, trabajo y travesuras. Hoy compartimos gratos recuerdos de aquellos momentos, pero yo me quedo con la amistad leal, con los abrazos sentidos, con que se que me querés y sabes que te quiero.

Negro, pasó otro cumpleaños, y pasarán tantos más. Algunos los pasaremos juntos, otros quizá no tanto. la vida nos llevará por sus caminos, que podrán estar muy cerca, o muy lejos. Pero nada va a quitar de mi alma aquella vieja marca de "hermano"

Pasarán los años y seguirás contando conmigo, siempre.